UNA NOTICIA MALA Y UNA BUENA

“No solo tenemos la obligación legal de obedecer las leyes justas, sino también una obligación moral. Pero de igual manera, tenemos la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas”.
MARTÍN LUTHER KING

viernes, 14 de enero de 2011

HISTORIA DE UN PESCADOR




Un banquero estaba en el muelle de un pequeño pueblo pesquero, cuando llegó una pequeña barquita con un pescador. Dentro del bote había varios atunes de buen tamaño.
El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había costado pescarlo.
El pescador le contestó que muy poco.
El banquero le preguntó porqué no permanecía más tiempo en la mar y así sacaba más pescado. A lo que el pescador respondió que con eso tenía suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.
Pero ¿Qué hace usted con el resto del tiempo? preguntó de nuevo el banquero.
Después de pescar, descanso un poco, juego con mis hijos, me echo la siesta un rato con mi mujer, y por la noche me voy al pueblo a tomar unos vinitos y a tocar la guitarra con mis amigos. ¡¡ tengo una vida placentera y ocupada !!. Contestó el pescador.
Soy un banquero importante de este país, y poseo una de las más grandes fortunas y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca, y con los ingresos comprar una barca más grande, después con las ganancias podrías comprar varios barcos más y así tendrías una flota de barcos pesqueros. Luego en vez de vender la pesca a los intermediarios, lo podrías hacer directamente a los procesadores, y más tarde abrir tu propia conservera. Podrías incluso controlar la producción, la conservera y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a la Capital y desde allí manejarías tu empresa en constante expansión.
Pero ¿Cuánto tiempo tardaría en hacer todo eso? Preguntó el pescador.
El banquero respondió: Unos 20 ó 25 años.
Y luego, qué. Preguntó el pescador.
El banquero se rió y dijo: Ahora viene la mejor parte. Cuando sea la hora deberías lanzar una OPA y vender todas las acciones de tu Sociedad. Te volverías inmensamente rico, tendrías millones de euros.
¿Millones? y luego qué. Replicó el pescador.
El banquero dijo: Luego te podrías retirar, te irias a un pequeño pueblo de la costa, donde podrías dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, echarte todas las siestas que quieras, y al caer la noche, bajar al pueblo a charlar con los amigos sin prisas.
El pescador respondió: ¿Acaso eso no es lo que tengo ahora?

Cuantas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene, pero que muchas veces no vemos.

LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO.

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